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This Day in History: 1897-11-08

Un día como hoy pero de 1897 se suicidaron César Basáñez y Mercedes Lazo.

-¿Me amas?, le preguntó César a Merceditas…
-¡Sí! Contestó ella, con el rubor en su rostro;

Cada vez era más difícil encontrar el momento de platicar a solas, parecía que millones de ojos los observaban cuando lograban encontrarse e intercambiar algunas frases que para ambos eran toda su vida.

Mercedes Lazo, -Merceditas- contaba con 18 años de edad y tal como se acostumbraba en aquella época, su mano había sido otorgada desde su nacimiento, con un vástago de una familia elegida, radicada a su vez en la península Ibérica.

Pero el amor -cuando es verdadero-  lucha por buscar los espacios, los alientos se unen, los impedimentos se vuelven barreras superables, sin embargo entre César y Merceditas, una muralla de obstáculos se opondrían al amor, el primer amor en la vida de ambos, el único y el último.

Los novios furtivos platicaron sobre el momento en que César, pediría ser el novio formal de Merceditas, aún cuando ésta ya había sido dada. César Basáñez, acudió formalmente al domicilio de su amada, sus rasgos varoniles resaltaban por la felicidad, aunque trabajador y de buena familia, su fortuna no alcanzaba para poder figurar y cancelar el acuerdo matrimonial realizado desde el nacimiento de su amada, o poder competir con más pretendientes; la respuesta fue un NO cortés, situación que no desanimó a los novios furtivos, pero que les hizo muy dificil seguir su relación, pues se vieron vigilados por sus respectivas familias.

El padre de Mercedes, Manuel Lazo Morales, precursor de la imprenta en éstos lares, veía con malos ojos el noviazgo de su hija y el descontento llegó a tal grado, que a Mercedes no le era permitido asomarse ni a la ventana…

A ésta prohibición siguieron las cartas de amor, esas cartas que solo un corazón enamorado puede escribir, el epistolario amoroso se dio de forma profusa, pero la posición de Don Manuel Lazo llegó al punto de amenazar a su hija con regresarla a España.

Imposibilitados para tener una relación formal, ella decidió acudir a la botica donde Miguel Olmos, no se sorprendió cuando Mercedes le expresó: “Buenos días… véndame cinco dosis de arsénico, hay muchas ratas en la imprenta”… Él empleado de la botica escuchaba esa solicitud todos los días, pues cotidianamente iban a comprar arsénico, por lo que se dispuso a colocar en los papeles perfectamente doblados, las dosis requeridas por la cliente.

Mercedes caminó por la Ribera del río, respiró profundo, el día tenía la frescura de los amores que perduran, esos que viven en el alma, que le dan vida a la misma vida; llegó hasta su domicilio ubicado en la calle Heróica Veracruz e ingirió el veneno, su espíritu viajó a través del éter hasta donde estaba su amado, dándole el último e invisible beso de amor.

Cuando César se enteró de la muerte de Mercedes, la mujer que le había amado hasta la muerte y más allá de ésta, cayó en profunda depresión y también tomó la desición de privarse de esa existencia que para él, ya no tenía sentido, colgándose de un árbol en una de las haciendas de su familia.

La noticia en esa época causó consternación entre la población tuxpeña, ambos fueron sepultados en el panteón, conocido hoy como Galeana. Al paso de los años sus familias edificaron dos criptas iguales donde se aprecian sus nombres: Mercedes Lazo, nacida el 11 de septiembre de 1879, fallecida el 8 de noviembre de 1897 y César Basáñez, nacido el 19 de noviembre de 1875, fallecido el 8 de noviembre de 1897…

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