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A limpiar la casa priísta

A limpiar la casa priísta

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

 

La Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI anuncia que su partido limpiará la casa. Ejemplo de ello es el hecho de que es la primera vez en la historia en que se le suspenden sus derechos a un gobernador en funciones. Y van por más, dicen.

Y ante esta condición anuncia que siguen los ex gobernadores César Duarte, de Chihuahua, y Roberto Borge, de Quintana Roo.

A pesar de que se telegrafió desde horas antes de la captura del gobernador de Veracruz con licencia, para que Javier Duarte pudiera escapar, es sintomático el hecho que haya sido el primero en ser señalado como un presunto responsable no sólo de la muerte de 19 periodistas sino de haber quebrado económicamente al estado y junto con ello la Universidad Veracruzana.

Los excesos de Javier Duarte no fueron mucho mayores que los de otros, incluso que los arriba mencionados.

Lo que sucedió en Veracruz fue el hecho de que los medios de información insistieron en denunciar las anomalías de su gobernador a pesar de que la vida de los denunciantes estaba de por medio.

El cinismo de Javier Duarte y una serie de cómplices que tarde o temprano caerán, es tan inmenso como el daño que hizo a Veracruz, pero en México hay ex gobernadores que siguen haciendo daño a su estado y que se quedan con una extensa parcela de poder y se convierten en caciques o simplemente la gubernatura fortalece un cacicazgo de siglos.

Porque las familias de los poderosos en muchos estados son las mismas que antes de la Revolución y nadie ha hecho nada por salvaguardar la congruencia de un partido que institucionaliza la revolución y su prestigio.

Arturo Zamora, integrante de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI, anunció que la decisión de sacrificar a Javier Duarte no será la única. Habrá otros priístas que deban ser señalados, aunque no castigados por las autoridades correspondientes, porque hasta el momento a Javier Duarte no le han pedido que regrese un solo peso, ni ha estado detenido un solo minuto.

El desgaste de la denuncia es un factor determinante en este proceso de limpieza de la casa. Si el PRI es una casa tendrá que ser una casa que amanezca brillante en 2018, pulcra y sin dudas sobre su honorabilidad.

Porque es precisamente la labor de los periodistas, la denuncia pública la hacen propia los priistas, o los militantes del partido que esté en ese momento en el poder y así deja sin armas a los comunicadores. El trabajo de los reporteros simplemente queda al margen de una realidad cuyos factores más determinantes los poseen los propios funcionarios públicos.

La gran lección de Veracruz la aprendieron los poderosos. Porque Javier Duarte no estaría huyendo a no ser por la valentía de los periodistas de Veracruz, quienes fueron amenazados, en más de una ocasión si continuaban denunciando.

Es precisamente en la denuncia donde basa su fuerza del periodismo político, si las autoridades o el partido en el poder dejan sin el factor denuncia al periodismo y se adueñan de él, aunque sea tergiversado y amañado, desactiva la solidez de un proceso informativo congruente y la justicia social quedaría sólo en la teoría.

Los informadores en Veracruz sabían en cada momento que cada línea escrita con una denuncia sobre cualquiera de los cómplices de su gobernador estaba implicado el peligro de muerte, y una muerte lenta, que implicaba tortura, vejaciones, humillaciones.

Más de un periodista veracruzano debió querer morir horas o minutos antes de su sacrificio. Y esto no pudo menos que fortalecer a los comunicadores de la entidad. Darles valor y hacer el miedo a un lado. Porque el valiente es el que supera el miedo no el que carece de él.

Pueden venir castigos o intentos de sanciones para otros priístas, pero las causas de los periodistas veracruzanos son la causa de otros que, desde su lugar de origen, también tienen en su poder no sólo la solidez de un testimonio convertido en denuncia sino la congruencia y coherencia de una información que al sistematizarse se convierte prácticamente en una demanda penal sin sentencia.

Lo que muchas autoridades quieren es tener sus propias pruebas para armar denuncias a modo. Diseñadas de acuerdo a las fallas tradicionales que arrojan como resultado la falta de pruebas. Quieren armar los expedientes de manera aparentemente deficiente para que sus inculpados resulten inocentes y alcancen la libertad antes de ser encarcelados.

Así la denuncia, se encamine hacia el desconcierto y la falta de orden, de tal suerte que puedan, en un momento determinado, convertirse en coartada y no en una testimonial.

La denuncia periodística en este caso se caracterizó por su orden, incluso por su metodología, de ahí que haya arrojado un intento de castigo que si bien todavía no se consuma está latente.

Los ojos del partido tricolor ya están puestos sobre los gobernadores de Quintana Roo y Chihuahua, Roberto Borge y César Duarte, respectivamente, de quienes hay denuncias que se están integrando, anunció el partido.

El aviso en el PRI sonó como si se hubiera consumado el castigo para alguno de sus afiliados. No es así. Las autoridades mexicanas no lo han hecho ni siquiera con el ex gobernador de Sonora, que era del PAN. Pareciera que el senador priísta Arturo Zamora, anunciara que todos serán señalados con la espada del desprestigio según los estatutos y la PGR se encargará de sancionarlos penalmente.

El senador habló de limpiar la casa, y una casa puede limpiarse de rencores con el perdón y a veces, con el olvido. No se precisó de qué se iba a limpiar la casa del PRI, porque hasta el momento la basura ha sido expulsada pero no recolectada en el basurero.

Así Javier Duarte puede pasarse huyendo el resto de sus días gozando del dinero que le robó no sólo a los veracruzanos sino a todos los mexicanos, porque se cubrirá con recursos federales el desfalco del dinero que fue a parar a sus bolsillos.

Es necesario que se aclare si habrá castigo real, porque hasta la fecha no ha habido sanción alguna. Más aún hay quienes sospechan que Javier Duarte fue avisado con tiempo para que hiciera maletas, se despidiera de sus amigos y huyera.

No se presionó mucho el ex gobernador de Veracruz a la hora de huir, eso lo afirman quienes estaban cerca de él a la hora de partir con rumbo desconocido.

Por ese camino se podría limpiar la casa porque estarían lejos, pero impunes. Ya no volverán, aunque podrían refugiarse en el escondite más seguro que tienen los políticos delincuentes, en el olvido de la población.

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