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EL ACERTIJO

por | Nov 24, 2020 | Relatos, Revista

“Antonio, padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando desde su casa en la capital y se dirige rumbo a Tuxpan. Roberto, va con él en el camino se produce un terrible accidente. Un camión, que venía de frente, se sale de su sector de la autopista y embiste de frente al auto de Antonio.»

El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia del estado de Hidalgo llega casi de inmediato, advertida por quienes  fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al hospital.

No bien llega, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de charlar entre ellos y estabilizarle las condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto. Necesitan consultar.

Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por eso, deciden dejarlo internado allí, en Hidalgo…

Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Instituto Nacional de Pediatría de la Ciudad de México y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en autos de lo ocurrido.

Como todos concuerdan que lo mejor es dejar a Roberto en Hidalgo, la  eminencia decide viajar directamente desde la Ciudad de México hacia allá. Y lo hace.

Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión…

Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: “¿Está usted en condiciones de tratar al niño?”, pregunta con un hilo de voz. Y obtiene la siguiente respuesta:

 “¡Cómo no lo voy a tratar, si es mi hijo!”…

Bien, hasta aquí la historia. Está en usted el tratar de pensar una manera de que tenga sentido. Como no compartimos la habitación, o donde sea que usted esté, le insisto en que no hay trampas, no hay nada oculto…

Y antes de que lea la solución, quiero agregar algunos datos:

  1. a) Antonio no es el padrastro.
  2. b) Antonio no es cura.

Ahora sí, lo dejo a usted y su imaginación. Eso sí, le sugiero que lea otra vez el acertijo y lo analice nuevamente. Créame, es muy, muy sencillo.

Lo notable de este problema es lo sencillo de la respuesta. Peor aún: no bien la lea, si es que usted no pudo resolverlo, se va a dar la cabeza contra la pared pensando: “¿cómo puede ser posible que no se me hubiera ocurrido?”

La solución es que la eminencia de la que se habla, ES LA MADRE.

Este punto es clave en toda la discusión del problema. Como se advierte nunca se hace mención al sexo de la eminencia en ninguna parte. Pero nosotros tenemos tan en nuestra mente que las eminencias tienen que ser hombres, que no podemos concebirla “mujer”.

Y esto va mucho más allá de que puestos ante la disyuntiva explícita de decidir si una eminencia puede o no puede ser una mujer, creo que ninguno de nosotros dudaría en aceptar la posibilidad tanto en una mujer como en un hombre. Sin embargo, en este caso: falla.

No siempre se obtiene esa respuesta. Más aún: hay muchas mujeres que no pueden resolver el problema y cuando conocen la solución se sienten atrapadas por la misma conducta machista que condenan.

 En fin, creo que es un ejercicio muy interesante para probar nuestras propias complicaciones y laberintos internos.

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