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Debo no niego, pago no tengo: Flavino

Debo no niego, pago no tengo: Flavino

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

 

Mientras el mundo cree prever el futuro del planeta a través del seguimiento de las elecciones en Estados Unidos, en Xalapa, la capital del estado de Veracruz, las fogatas en los alrededores de la Secretaría de Finanzas, anuncian más violencia en la entidad a causa de la falta de recursos económicos para cubrir las necesidades esenciales de los municipios.

Pero los culpables están en libertad, y no hay quién regrese un solo peso.

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El centro de la atención política del país se ubica la noche de las elecciones de Estados Unidos, el 8 de noviembre, en Xalapa, ahí no sólo pueden encontrarse el mayor número de notas informativas, sino que, hasta el líder nacional del PAN, quiere despegarse de sus correligionarios en cuanto a las simpatías para alcanzar la candidatura a la Presidencia de la República por su partido, al llegar a la medianoche del martes, para hacer su figura más popular.

Aquí el PRI debe pronunciarse al respecto si no quiere que la vanguardia de la protesta se la roben los panistas y sus seguidores los perredistas. Quedando el tricolor como el único desprestigiado.

Lo cierto es que el gran distractor que representó el fenómeno Donald Trump ha terminado. Ahora, en Veracruz no hay nada que quite la atención de los veracruzanos que la búsqueda de cómplices, socios, prestanombres, facilitadores del fraude, impulsores de la quiebra, entre otros muchos implicados que no pueden quedarse sin castigo.

Con el grito de Debo no niego, pago no tengo, Flavino Ríos no convenció a los alcaldes que enfurecieron con la indiferencia del gobernador interino, y tomaron la Casa Veracruz. Y en esa misma tónica, al estilo del programa televisivo de López Dóriga, señaló “De haber sabido no vengo”, al dar explicaciones sobre su pobre actuación en la Secretaría de Gobierno, cargo del que dijo: “de haber conocido la deuda existente no hubiera aceptado”.

Hay una larga lista de cómplices que deberán tener cuidado a la hora de intentar evadir la acción de la justicia. Entre ellos se encuentra el secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín, quien quiere sacudirse la responsabilidad afirmando que sólo obedeció órdenes; sin embargo, desconoce la ley de servidores públicos, que señala en su artículo Octavo, párrafo VII:

Comunicar por escrito al titular de la dependencia o entidad en la que preste sus servicios, las dudas fundadas que le suscite la procedencia de las órdenes que reciba y que pudiesen implicar violaciones a la Ley o a cualquier otra disposición jurídica o administrativa, a efecto de que el titular dicte las medidas que en derecho procedan, las cuales deberán ser notificadas al servidor público que emitió la orden y al interesado. 

Pelegrin, afirma cobardemente que fue Javier Duarte quien le ordenó desviar recursos etiquetados para meterlos en la “licuadora”.

Lo mismo arguyó el ex tesorero Antonio Tarek Abdalá Saad, quien al responder al procedimiento disciplinario administrativo que le instruyó la Contraloría General del Estado, respondió, según consta en el acta de su comparecencia por escrito, que “mi actuar atendió a la observancia de las diversas políticas públicas establecidas por el Gobierno del Estado en materia de gasto”, lo cierto es que debió acogerse a esta normatividad.

Se afirma que una ley que no se conoce no exonera a nadie de cumplirla. Si un servidor público no conoce la ley que los rige, entonces debería ser sancionado, pero si además de ese desconocimiento, se apoya sólo en su ignorancia para violentar la ley, la sanción debe ser mayor.

Flavino Ríos Alvarado, el gobernador interino, asegura que, a pesar de ser el titular de la Secretaría de gobierno en los últimos meses de Duarte, está limpio de toda culpa; sin embargo, nadie puede negar que fue el segundo de a bordo del gobierno veracruzano.

Otro de los cómplices de Duarte es el ex tesorero, ex subsecretario de Desarrollo Social y ex oficial mayor de la Secretaría de Educación, Vicente Benítez González, llamado también El señor de las maletas, por ser descubierto con petacas llenas de dinero en efectivo que estaban destinadas a una campaña política, pero que aseguró en su momento, que no había delito. Ahora es flamante diputado local por Nueva Alianza, por lo que goza de impunidad a través del fuero.

Otro de los grandes cómplices de Javier Duarte es Francisco Vicente, encargado de dar mala imagen pública contra los detractores de su jefe, lo denominaron, por esta acción como el Sicario Cibernético, todavía bajo las órdenes del El Cisne, Alberto Silva, labor que continúa realizando. Ahora, con el oportunismo que le caracteriza y para garantizar su impunidad, envía correos a los ex funcionarios públicos del duartismo con el objetivo de llamar la atención del gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, quien fue su jefe, y así lo adopte dentro de su gabinete para seguir en la impunidad.

Quien logre meter a la cárcel a la mayoría de los cómplices de Duarte, que son más de lo que se imagina, obtendrá un gran logro político.Esto lo sabe el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, al decir: “Lo que hoy vive en Veracruz, es una tragedia, siguen apareciendo más propiedades del ex gobernador Javier Duarte. Hoy queda claro lo que el PAN había manifestado en aquellas denuncias que se sostenían desde el 2013… estos señores se estaban robando el dinero del pueblo veracruzano».

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